domingo, 21 de junio de 2015

SANTA BARBARA

Hoy celebramos la Festividad de Santa Bárbara, por tal motivo, en su honor desearía hacer una glosa de la vida de la Santa y su devoción por parte de los artilleros e ingenieros politécnicos de la rama de armamento de nuestro Ejército.
La primera referencia a la devoción y culto público a Santa Bárbara en España es de 1248 y se refiere a la conquista de Alicante y su castillo por don Alfonso (más tarde Alfonso X el Sabio), el día 4 de diciembre de dicho año. De ahí el nombre dado al castillo, que cuenta en su interior con una capilla dedicada a la Santa.
Casi desde el nacimiento de la artillería medieval, y probablemente por la intervención del rayo destructor en el relato de su martirio, los artilleros europeos se acogieron al patronazgo de Santa Bárbara, como se demuestra en un documento de 1431 en el que especifica que las compañías de artillería francesas se constituían bajo el amparo de esta Santa, o en otro que recoge los estatutos de 1477 de los culebrineros y los arcabuceros de Gante, en los que también se menciona su patrocinio.
En el tratado sobre la Artillería española "La platica manuale de artigleria" del famoso Luis Collado de Lebrija, fechado en Sevilla en 1606, se reconoce y explica la advocación a Santa Bárbara en dos capítulos que tratan "De la compañía y congregación de los artilleros bajo la devoción de la gloriosa Santa Bárbara".
Santa y Patrona
Santa Bárbara virgen y mártir nació, según la tradición, en Anatolia (actual Turquía) a comienzos del siglo III. Según la tradición, Dióscoro, pagano noble supersticioso , abocado a seguir la errónea costumbre local de adorar dioses infieles, fue padre de Santa Bárbara, y debido a su hermosura singular, para evitar que Bárbara tuviera contacto con la gente, hizo construir una torre muy alta, en donde la guardó.
Ella que en su deseo de vida perfecta se había consagrado al verdadero Dios por esposa, después de rechazar una ventajosa proposición de matrimonio que su padre le había procurado, aprovechó una ausencia de este, para añadir una tercera ventana a las dos que daban luz a la torre, simbolizando con ello el número de personas de la Santísima Trinidad; también colocó en el baño la Santa Cruz.
Todo ello irritó a su padre que la delató al Pretor de la provincia, Martiniano, ante la cual la arrastró. Bárbara fue apresada y enjuiciada, en ese momento dándole una nueva oportunidad de que recapacitara ante su creencia de la existencia de un solo Dios, el juez le dijo: "Así pues, elige entre sacrificar a los dioses y salvar tu vida, o morir cruelmente torturada", y Santa Bárbara respondió: "Me ofrezco en sacrificio a mi Dios, Jesucristo, creador del cielo, de la tierra y de todas las cosas".
Esa fue su sentencia, después de ser apaleada y torturada, pasaron los días y como Bárbara mantenía su posición ante el castigo, el juez decidió que fuese decapitada por la espada. En ese momento Dióscoro cegado por la obsesión de limpiar su nombre arrebató a Bárbara de las manos del juez y la llevó a la cumbre de una montaña. Fue decapitada por la mano de Dióscoro, su propio padre. Luego de haber finalizado el horrendo crimen Dióscoro comenzó a bajar de la montaña y en el camino fue fulminado por un rayo que descendió de los cielos, cual fuego celestial. El martirio se fija en el año 235 D.C.
Desde el siglo IX es venerada en Oriente y Occidente. Santa Bárbara es una de las santas cristianas (es decir, tanto para católicos como para protestantes y ortodoxos) más universales y populares. Y ello se aprecia, entre otras razones, por la advocación de numerosas profesiones que se acogen a su patronazgo, casi unánimemente a nivel mundial.
Entre ellas podemos citar a los mineros, a los ingenieros de minas, a cuantos trabajan en la preparación de explosivos o la fabricación de armas de fuego (como es el caso de los ingenieros politécnicos españoles en su rama de armamento), a algunas marinas como la italiana, a un gran número de los cuerpos de bomberos como los de Francia y de Italia, de algunas poblaciones españolas y de la mayoría de las naciones de Iberoamérica, así como, por supuesto, a la casi totalidad de los artilleros del mundo cristiano e incluso de algunos países musulmanes.
En otro orden de ideas, también es interesante conocer qué dice la tradición sobre dónde se encuentra el sepulcro de la Santa. Sobre ello hay distintas versiones, muchas de ellas referidas a Italia, que afirman que están en la capilla de Santa Bárbara de Piacenza inaugurada por el rey Víctor Manuel III en 1928, o en Venecia en la iglesia de San Martino en la isla de Burano, o en la catedral de Rieli o, finalmente, en la basílica de Santa Bárbara de Mantua. Según Simeón de Metrafasto fue sepultada junto a Santa Juliana por un noble de nombre Valentino en un pequeño pueblo donde posteriormente ocurrieron muchos milagros.
La vida, martirio y profunda Fe de Santa Bárbara es un acicate para que todos los artilleros de la Plaza cumplamos nuestra misión amparándonos en ella.

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