Nuestro protagonista, huérfano desde edad temprana, tuvo que emigrar a Madrid para trabajar cuando solo contaba con 14 años. Allí residió hasta que en 1896 tuvo que realizar el servicio militar. Como todos los pobres de esta época, su destino se limitaba a dos: Cuba o Filipinas. De esta manera fue enviado a Filipinas donde es encuadrado en el Batallón Expedicionario de Cazadores nº 2 que se encontraba en plena lucha contra los rebeldes tagalos. Participo con su batallón en las luchas de Silán, Managondón, , los montes de Paray e Bulacán: y en junio de 1898 llego a Baler.
A su llegada, nuestro joven protagonista se encontraba formado parte de la compañía del capitán de Infantería D. Enrique de las Moreras. El estadillo de la compañía estaba formado por:
·
2 tenientes
·
1 teniente médico
·
2 sanitarios (uno de los cuales era indígena)
·
5 cabos (un indígena)
·
1 corneta
·
45
soldados.
El 26 de junio comienzan los hostigamientos de forma que capitán
ordeno fortalecer la iglesia; ya que era el único edificio con cierta solidez.
EL 30 se produjo el primer ataque, por
lo que se fortaleció las defensa de la iglesia tapiando las ventanas,
levantando parapetos y poniendo un vigilante en el campanario. Curiosamente se encontró, tras cavar 4
metros, agua con lo que se consiguió uno de los componentes más importantes
para aguantar el asedio.
El cerco empezó pronto con constantes disparos desde las
casas contiguas a la iglesia e incluso bombardeos con cañones españoles (en la
batalla de Mayo de Cavite, los tagalos habían arrasado con los restos de los
españoles). El sitio se fue complicando también debido al deterioro de los
alimentos con sus secuelas en forma de disentería y beriberi. Esta última se cobró
su primera víctima el 18 de octubre de 1898 con el teniente Zayas y cuatro días
después se llevó al capitán de las Moreras; ascendiendo a jefe de la compañía el
teniente Cerezo.
La deserción también se produjo empezando por los soldados indígenas
y continuando por los propios españoles que si eran sorprendidos se les
fusilaba; es el caso del cabo Vicente González y el soldado Antonio Menache.
Los días fueron pasando y las enfermedades continuaron sus
efectos entre los sitiados. A pesar de todo, el teniente se negó aceptar la
evidente derrota del ejército español a
manos de los americanos por lo que el encierro continuo hasta el 1 de junio de
1899. En este día el teniente coronel español Aguilar Castañeda llevo unos
periódicos españoles que reflejan detalladamente la capitulación del Ejército
español en Cuba y en Filipinas. Aunque el teniente Cerezo continuaba escéptico
aun, la lectura de la boda de un amigo suyo en las páginas de sociedad de uno
de los periódicos hizo que el joven teniente creyese ya por fin las noticias
que tanto había negado. Y así termino un 2 de junio de 1899 esta hazaña de 11
meses que fue protagonizada por estos 33
soldados entre los que se encontraba este burgalés .
Como ya hemos observado en otros casos este joven que fue héroe
y condecorado en su momento, moririría huyendo de la guerra del 36 y enterrado
en el más completo anonimato en el pueblo de Buenache de Alarcon.
Buen articulo. Sobretodo porque las curiosidades son las que mas se te quedan en la memoria
ResponderEliminarMuchas gracias. Espero que continues leyendo y escribiendo. Un saludo
EliminarCon lo del Ministerio del Tiempo estan comentando si eran 55, al principió. Supongo que puede ser esa cifra contando lo tagalos pero intentare mirarlo
ResponderEliminarCon lo del Ministerio del Tiempo estan comentando si eran 55, al principió. Supongo que puede ser esa cifra contando lo tagalos pero intentare mirarlo
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